jueves, 31 de enero de 2008

El arte de escuchar a una mujer


Hace un tiempo no tuve en cuenta ciertas reglas y caí en varios errores de no escuchar atentamente a una mujer. En parte me alegro por ello porque me di cuenta que necesitaba volver a estar atento y sobre todo volví a recordar lo importante que es este tema en cuestión.

A muchos les puede chocar un poco el título del artículo. Incluso debe parecer extraño: el arte de escuchar a una mujer. ¿Con esto qué quiero decir? ¿Es un arte escuchar bien a una mujer? Para mí, desde luego lo es.

Es como no saber escuchar la música, como oírla sin darle un significado.
Yo por ejemplo,cada vez encuentro más elementos que unen la música y la seducción. Mejor dicho, muchos de las cosas que ocurren en música se pueden emplear para el mundo de la seducción.

Sin explayarme demasiado creo conveniente que sobre todo no debemos olvidar que el primer requisito para escuchar a una mujer es tan obvio que casi parece ridículo mencionarlo, y sin embargo, a menudo es el único elemento que dejamos ausente: prestar atención y dar a la mujer el esfuerzo concentrado de un oyente activo.

No por el mero hecho de haberla seducido tenemos ya todo hecho. Ni mucho menos. Ahora comienza lo difícil...



Se que me ha quedado un tocho de cojones, pero iré mejorando poco a poco

Un abrazo

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno tio eso es como todo...tampoco esqe sea necesario un manual de instrucciones, cada mujer es un mundo...

Porcierto maricon sigo esperando el articulo del skim...

Unknown dijo...

hombre, tienes razón, un manual de instrucciones no, pero si hay que tener la paciencia y tal ve algo de madurez...


de lo del skim ya hablaremos xD

Anónimo dijo...

Vaya, joven , que acertado estas, en este articulo..!!!
Si, tienes toda la razón, no sólo basta con seducirnos, sino escucharnos, con sólo ese detalle, tendrás nuestra absoluta confianza..!!!


Un abrazo, desde Chile.

Kiny dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kiny dijo...

gracias!

es una lastima que me diera cuenta algo tarde, pero no existe experiencia de la que no se aprenda